Como bien sabemos, el viernes de San Isidro es un día intensivo, donde desde muy temprano, convivimos y disfrutamos de las cosas típicas y auténticas de nuestra tierra, el día empezó con unas GACHASMIGAS, realizadas por una servidora y su abuela ( que creo que fuimos de las pocas mujeres, por no decir las unicas que hicimos gachasmigas) salieron riquísimas y sobre todo tostadetas, salieron tan buenas que no dejaron ni el aceite de la sartén, luego entre que unos limpiaban el local para cenar esa noche, otros montaban el chiringuito en la zona de los ventorrillos... se nos hizo la hora de hacer cola para poder catar la paella gigante que se estaba cociendo dentro del recinto de los ventorrillos, que por 3 euros pudimos desfrutar cada uno de un buen plato de paella y una bebida... y por supuesto de una jornada de convivencia entre todos los peñeros y peñeras.
Y así siguió el dia, comiemdo, bebiendo, riendo, cantando, bailando... hasta llegar la hora de enfundarse en el traje de labrador y labradora y comenzar a desfilar con tanto salero hasta Santa Bárbara, donde encendimos la hogera, degustamos vinico y torraos... para amenizar la espera... ( que se hizo eterna subida en los tacones... ) y otra vez de vuelta al ayuntamiento acompañando a los santos... pero lo mejor vino después cuando la peña disfruto en el local, de los ya típicos bocadillos de anchoas con tomate que los alcuzoneros cenamos ese dia todos los años... Y despues de charras, concretar lo que habia que concretar... muchos nos fuimos a dormir... para dar todo al dia siguiente... porque llegaba el Gran Día.
Esto es más o menos, un resúmen, porque contarlo todo con sumo detalle es reamente imposible, porque son tantas emociones y tantas vivencias que la mayoría son muy dificiles de explicar. Para comprenderlo tienes que vivirlo.
Un saudo, Silvia.
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